Mientras preparo la segunda parte de "Una dama brillante", mi particular homenaje a Liz, me he entretenido preparando este post sobre una película que no tiene nada que ver con Liz pero que he recordado estos días y que siempre he querido comentar. Bienvenidos a una de Sci-Fi!
Espero no ser la única que descubrió que existía la película "El increíble hombre menguante" gracias a "El amante menguante" en "Hable con ella". de Almodóvar. Recuerdo lo que me impactó la originalidad de la idea de Hilario Muñoz, su director, y adoré el ingenio artístico de Pedro al incrustarla en su película.
Luego supe que había sido inspirado por la película de ciencia ficción de 1957, "El increíble hombre menguante". Me picó tanto la curiosidad que en cuanto tuve la oportunidad me dispuse a descubrirla. Creo que fue una de mis primeras experiencias en este género. Desde el play hasta el The End mantuve el interés y el asombro. El argumento es bastante claro y sencillo: cuando Scott Carey comienza a encoger debido a su exposición a una combinación de radiación e insecticida, la incapacidad de la ciencia médica para diagnosticar el problema hace que tenga que sobrevivir a toda clase de amenazas, cada vez de "mayor tamaño".
La primera escena de Scott y su mujer en un barco en medio del océano ya es premonición de que algo no demasiado bueno les iba a suceder. 6 meses después Scott comienza a encoger cada vez más y más, hasta que se convierte en algo tan insufrible que desprecia todo lo que le rodea, incluso a su mujer que aguanta con dedicación y paciencia sus malhumoradas reacciones.
Una de las escenas principales le sitúa bajo la amenaza de un gato que entra accidentalmente en el hogar y le ataca. A consecuencia de la batalla, termina en el sótano para misterio de su mujer y su hermano quienes al no hayar rastro de el, deciden darle por muerto. Asi, Scott permanece el resto de la pelicula combatiendo por sobrevivir a las duras pruebas a las que se debe enfrentar en su nuevo entorno.
Un diálogo poco adornado y una trayectoria narrativa muy funcional, sugiere que los momentos más brillantes de la película se hayan en las interacciones de Carey con los objetos y seres vivos (desde un equipamiento médico hasta depredadores y parásitos) que transforman su encogimiento progresivo en el pretexto que mantiene el suspense hasta su culminación en su aterrador encuentro con una araña gigante (para su medida), un combate por la supervivencia del que no desvelaré su final, pero que nos lleva a cuestionar la dimensión y el sentido de la existencia.
No he leído la novela de Richard Matheson, que inspiró la película, pero en algunas de las escenas se percibe un guión que no sólo nos conduce a un universo de transformación física y terror sino que también profundiza en las implicaciones psicológicas y éticas de un hombre que se convierte en un algo un tanto inédito. La película oscila entre lo doméstico y lo cósmico, desde la urbanidad del hogar hasta la superficialidad de la casa de muñecas, todo tiene su simbolismo.
En cuanto a la dirección, la trayectoria de Jack Arnold, está marcada por la realización de numerosas películas sci-fi entre otras, destacan: Ensayo dramático, Llegó del más allá, Tarántula o La mujer y el monstruo. En esta ocasión Arnold y su equipo de efectos especiales hilan fino para conseguir que la situación de Scott parezca lo más real posible dadas las limitaciones de aquellos años.
Para sacar explotar la originalidad de un guión semejante, y aprovechando la evolución de la tecnología, durante los años 80 y en clave de comedia,

No las comento porque ni siquiera las conozco demasiado pero destaco su existencia porque son peliculas que frivolizan con la realidad del hombre menguante, sin piedad por el hombre que dejó de ser hombre para convertirse en un ser extraño, un ser de ciencia ficción.