13.2.11

El club de los poetas muertos

Supongo que muchos de los textos que se han escrito sobre la pelicula "El club de los poetas muertos" comienzan con..."Oh Capitán mi capitán" o con "Carpe Diem". A mi también me seduce la idea pero prefiero recurrir al "recoged las rosas mientras podais" de Whitman. Primero por homenaje a Walt Whitman y segundo por que representa las aspiraciones de todos los que hacemos un esfuerzo casi a diario para traspasar nuestros límites rutinarios y extraerle "el meollo a la vida" en palabras de Thoreau.

En 1989, Peter Weir, maestro de la intensa narrativa dramática de múltiples capas, dirigió con éxito esta historia ambientada en la Norte América de finales de los años 50. La llegada de un profesor de literatura con ideas atrevidas sobre la reflexión y el libre pensamiento, trastoca las vidas de un grupo de alumnos hambrientos de escucharse a si mismos, a sus impulsos, deseos y aspiraciones, motivándoles lo suficiente como para que hicieran de sus vidas algo extraordinario.

Robin Williams interpreta a Mr Keating, excéntrico e inspirador, experto en romper las pautas tradicionales, cuestionador del pensamiento convencional. Williams, actor de perfil eminentemente cómico, consigue en esta obra, sensibilizar a aquel público que a principio de los 90 despertábamos a la lucha por la razón, la justicia, la igualdad, el amor.  Mr Keating es un catalizador con un modus operandi subversivo y sus chicos lo acogen, lo reciclan e incluso lo llevan a la práctica rodeados por una galería de moral acomodada en el que las consecuencias de tanto desato está mas penalizado que reconocido. Aún asi, ¿quién no quiso fundar un club de los poetas muertos al volver a su casa después de haber visto la pelicula?.

Algunas de las escenas de la película ocupan un lugar imperecedero en la historia del cine, como el mítico final en el que los alumnos se despiden del profesor Keating desde lo alto de sus pupitres mostrándole que están de su parte, que le admiran y le agradecen. Destacables también son la escena de la arriesgada primera reunión en la oscuridad de la cueva y la inolvidable primera clase de literatura de Keating. Y como acompañamiento, el amor: la escena en la que Knox se arma de valor y deja fluir sus sentimientos hacia la novia de Danbury, la chica de sus sueños.

Una bella banda sonora a cargo de la sensibilidad de Maurice Jarre, merecedor de 3 premios Oscar por otras tres obras maestras del cine - "Lawrence de Arabia", "Doctor Zhivago" y "Pasaje a la India" nos transporta a una época predominantemente ocre, castaña y verde, una estética envuelta por el frío y la niebla del bosque, a un crisol de emociones y a los placeres de la literatura.

Con el paso del tiempo, la película ha sido objeto de análisis sociológicos, psicológicos, de metodologías didácticas, de interpretación de la poesía etc..etc.., yo prefiero reternerla en mi memoria no como una herramienta de trabajo, sino como una continuación de deliciosas escenas que satisfacen mi espíritu dramático y esperanzador.  












2 comentarios:

  1. Enhorabuena, Billie por tu comentario a este canto a esa ilusión juvenil de poder cambiar el mundo prestablecido. Veo además, que por fin te has decidido a introducir enlaces en tus entradas, lo que las hace más completas y entretenidas.

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  2. A mi me encantó esta película, de hecho cuando estuvo dando clases a adolescentes se las puse y a pesar de que al principio pusieron muchas trabas al final les encantó.
    Y para cuando un especial Oscar??

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